viernes, mayo 04, 2007

4 Cosas


Cosa Inútil

Tengo sobre una mesa triangular (siempre me gustó la comprobación del axioma que dice que tres puntos determinan un plano), una película que compré en un grandísimo momento de depresión.
Es la excusa que me armé desde siempre, porque la verdad, ninguna depresión justifica ni siquiera el pedido en préstamo de ese dvd.
Se llama 50 primeras citas, y trata de una niña con pérdida de memoria instantánea. Es decir, se enamora por primera vez todos los días del mismo sujeto, al que olvida a la mañana siguiente.
Y todos los días el sujeto arma nuevas estrategias para conquistarla.
No sé por qué no usa siempre el mismo recurso... total, ella no se acuerda cómo fue el día anterior.
El mencionado bodrio no da ni para el debate sobre el modo de la conquista.
En mis futuras sesiones analizaré con el terapeuta sobre el particular.
Y en breve lo voy a poner en el triturador.
Cosa Interminable

En el año 2004, apenas faltando días para que empiece mi amado otoño, mi madre aparcó en casa. La otra casa, la que ya no es. (para esas fechas tampoco era mi casa, muchísimo menos un hogar).
Traía con ella un obsequio: una lata de caballa La Campagnola.
Y como me gusta darle interpretaciones de lo más descabelladas a todo (acabo de justificar la compra de un cd intratable motivada por la depresión...), esa lata nunca jamás fue abierta porque entendí que era para comer en familia en los días previos pascuales.
Lo sigo entendiendo así.
Para esas fechas tenía un tajo en lugar de familia.
La lata sigue dando vueltas por la casa, ésta, la de ahora.
Estimo que será la primer lata que voy a tirar porque pasó su fecha de vencimiento.

Cosa Amada

Un maní con forma de pato (lástima que no lo puedo mostrar) vigila un pequeño libro, uno inédito, un escritor escribiéndome sólo a mí.
Un libro escrito con lápiz, con birome, con colores rojos y verdes. Pero sobretodo, escrito con amor.
Tiene espacios en blanco para que lo llene de sonrisas,
tiene espesura, consistencia, ideas maravillosas, algunas insensateces para reírse toda la noche.
Un pequeño libro que amo. Y un pato maní que lo custodia.

Cosa Memorable

Hace tiempo me era imposible dejar la Pentax K1000 (era paleozoica casi) a 20cm de mí. La necesitaba como ahora necesito mi belleza blanca para los viajes cortitos.
Para los viajes de ayer, los viajes largos, necesitaba la Pentax K1000.
Y cuando lo ángeles de los cementerios perdidos de los pueblos de la provincia me llamaban, acudía y les quitaba un poquito el alma. Un par de fotos no más y me iba.
Una tarde, con el verano chorreándome entero, un angelito le rezaba a una sombra.
Le quité el alma y me fui.
Verdaderamente, una foto memorable.

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4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

La pelicula no es tan feita, el libro y el maní deben ser lindos (si te gustan a vos está perfecto), la pentax k1000 es la mejor cámara que podés tener y la caballa será terminable el día que tires la lata.
Te mando abrazos desde el anonimato.

mayo 11, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Hola,
Me gusto este escrito, pero tengo una curiosidad, tu belleza blanca es tu nueva máquina digital o interpreté mal?
Saludos,
Liliana

mayo 16, 2007  
Blogger elhinculto said...

A ver señora: esa K-1000 me suena a viaje por Perú, Bolivia, Chile; esa K-1000 me suena a fotos en Tiwanaku, Machu Picchu, Valparaíso; me suena a trenes a muchos miles de metros sobre el nivel del mar, y fundamentalmente, me suena a pareja de otra Pentax, una tal ME Super Program. Y es hermoso que me suene a todo eso. A seguir escribiendo, a seguir desnudándose.

mayo 29, 2007  
Blogger elhinculto said...

El angelito del cementerio de General Lavalle, hermoso cementerio como la gran mayoría de los lugares donde se guardan los muertos de los pueblos. Tengo esa foto, tengo ese recuerdo, ese lugar revuelto en la memoria.
Ahhh Ritro, qué bellas épocas aquéllas...

mayo 29, 2007  

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