Sabina, tan Sabina

Un papel con la letra de Yellow Submanire,
la guitarra azul que se resiste a afinarse y saliendo de ella, el Himno a la Alegría de Beethoven lo mejor que se puede.
A lo lejos un dolor en un costado ajeno que siento mío y que en breve acabará.
Haciendo tontas analogías, me viene la carta de un subcomandante mexicano, zapatista e insurgente él, pidiéndole al Joaquinito la música y algo más de un poema que le envía.
Vale la pena leerla. http://www.tinet.org/~gbc/carta.htm
Y yo que lo supe tarde, revaloricé aún más este tema.
Porque me reconozco así, poniendo el pecho ante la mejilla sufriente del amor.
Como si llegaran a buen puerto mis ansias,
como si hubiera donde hacerse fuerte,
como si hubiera por fin destino para mis pasos,
como si encontrara mi verdad primera.
Como traerse al hoy cada mañana,
como un suspiro profundo y quedo,
como un dolor de muelas aliviado.
Como lo imposible por fin hecho,
como si alguien de veras me quisiera,
como si al fin un buen poema me saliera...
una oración.
Como si la arena cantara en el desierto
los cantos de sirena del mar Muerto,
como si para crecer sobraran las escaleras,
como si escribiera un ciego un libro abierto.
Ven a poblar el zócalo de ojos,
siembra de miga de pan caliente
mis canas de alcanfor adolescente.
Ponle al sordo voz y alas al cojo,
bendice nuestro arroz, nuestro minuto,
como si no fuéramos cómplices del luto...
del corazón.
como si hubiera donde hacerse fuerte,
como si hubiera por fin destino para mis pasos,
como si encontrara mi verdad primera.
Como traerse al hoy cada mañana,
como un suspiro profundo y quedo,
como un dolor de muelas aliviado.
Como lo imposible por fin hecho,
como si alguien de veras me quisiera,
como si al fin un buen poema me saliera...
una oración.
Como si la arena cantara en el desierto
los cantos de sirena del mar Muerto,
como si para crecer sobraran las escaleras,
como si escribiera un ciego un libro abierto.
Ven a poblar el zócalo de ojos,
siembra de miga de pan caliente
mis canas de alcanfor adolescente.
Ponle al sordo voz y alas al cojo,
bendice nuestro arroz, nuestro minuto,
como si no fuéramos cómplices del luto...
del corazón.
Etiquetas: cantando en la cocina, cocina de autor
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home