lunes, febrero 19, 2007

Cortísimo I

Una mañanita cualquiera iba tropezando como es mi costumbre y vi, a lo lejos, al conejo de Alice con el reloj.
Con el clásico "llego tarde, llego tarde" lo seguí, lo corrí y lo alcancé.
Miré su reloj y me di cuenta que a mí también se me hacía tarde.
Corrí, corrí, corrí y como es mi costumbre, tropecé.
Lástima que me caí.

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