Crónica de la mañana

Lo primero que hice hoy fue despertarme.
Lo segundo, tomar una pastillita rosada,
las que a los 21 días mutan a placebo.
(ingeridas por pura mala costumbre).
Siguió un taxi, el subte, el libro y un durazno.
Después un banco con desquite de café en jarrito.
Por Uruguay recibo una llamada:
La Sra. Shirley G.
La madre de una se cree "Susan" G. y,
últimamente,
no para de darme.
Que te cargo el celu con tarjetas,
Que te regalo vacaciones,
Que te deposito todo.
Ahora necesita un asesor bursátil.
Madre santísima, adonde hemos llegado.

Corto en la puerta del Registro Civil.
Dos palomas cagan el arroz de los novios.
Un flash las espanta, los novios no.
Para el espanto van a tener tiempo de sobra.

Las diez y media y ni me saqué los timbos.
Hago sonar The Doors por los parlantes
Se mechan con charlas chalonas de chamanes.
Me muestran la foto de un gnomo agazapado.
Coqueteo con cierto tipo de locura,
pero yo no veo más que sombras.
Juro que le pongo garra pero no veo nada.
Y me siento como en esa peli de Antonioni:
Entre aceptar o no aceptar. Entre ver o no ver.

Dejo la profundidad para los charcos
y veo si de una vez por todas
me empiezo a aburrir trabajando.