Frío
Gustaba caminar despacito por la casa a oscuras.
Iba así por un frío pasillo siberiano.
Amordazaría en breve la tele
que festejaba dos mil goles de mayo.
Advertía el movimiento de las flores,
las mariposas del globo de luz
cuando el viento se escabullía por los techos.
Pintaban pecas al patio
la luna y el limonero
que reventaría, a más tardar,
en tres días corridos.
Mayo se le iba
y la hija,
la madre,
la luna,
todo le recordaba
la mitad helada del año
que venía.
Sin pastillas,
sin gotas,
y sin dinero
el frío se vivía en los huesos.
Deseaba por un instante
ser atérmica
y en cambio,
se le exponenciaba el temblor
reventándole la remera.
Recordaba el piso caliente,
los pies en el radiador,
el gato despanzurrado.
Y, en términos de pérdida-ganancia,
estaba muy bien.
Por lo menos sentía frío.
Mucho.
Sentía mucho
frío.
Etiquetas: desde mi cocina
1 Comments:
Me hiciste cagar de frío y a la vez de gusto.
Me gustó mucho.
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