Desencadenados

Eslabón I - Un sábado, 7pm.
San desesperanta se desesperará en un rato en un teatrito del sur.
Llego casi bien. El lugar es confortable.
Conozco a todos.
Nos saludamos gesticulando silenciosamente, con pequeños movimientos oscilantes.
Ver a María en escena es emoción pura.
Cuando la veo transitar su universo extraño veo mi propia desesperación.

Eslabón II - Un martes.
El colectivo parece de hielo pero el viaje es corto y se puede tolerar.
Lu bailará una hora y yo me quedo por ahí leyendo cosas, escribiendo otras y en todo momento, escucho canciones que me arrastran y me llevan a no pensar.
Descubro que tengo muchos deseos y no muchas necesidades.

Eslabón III – Un jueves, en la gélida habitación.
Me ducho con placer.
El agua me taladra entera. Caliente y abundante.
Un recuerdo me bulle entre los dedos.
Por primera vez en la semana voy a dormir en mi cama.

Eslabón IV – Un viernes, más allá de las 20hs.
De Retiro hago combinaciones varias para ir bajo tierra.
No quiero sentir más frío.
El subte a esa hora está lleno de todo.
Murgas, chicos trabajando, malandras, refugiados.
Este país y su fauna, o sea yo, somos de lo peor.
Lloro por no ser. Lloro por no dar.
Mientras, un hombre cualquiera me mira y llora conmigo.

Eslabón V – Un sábado, Abasto.
Amigos, hijos y charlas varias pasaron casi tres horas conjugadas sin crisis infantiles.
La conmoción de mis hijos ante una nena madre los llenó de pena.
Y le dimos entonces todo lo que podíamos:
Una bufanda, tres monedas, un alfajor, mi número telefónico,
todo empaquetado en tres sonrisas verdaderas.

Elabón VI - Domingo, mirando Encuentros.
Tomate se asombra viendo a la araña amorosa,
Quien lleva a sus hijos pegados antes de nacer.
Miramos juntos cómo, después de semanas, salen miles de arañitas.
Y me acordé de Blade Runner.
Este implante será en un futuro un recuerdo?