Silencios
En noviembre del año pasado La Aldea invitaba a todos a escribir algún texto, poema, testimonio, cuento. Contar algo propio y real del momento.
Escribir no es ni mi anhelo ni mi oficio, por eso lo hice despreocupadamente.
Como no puedo prescindir de intros, contaba ahí como lo hago ahora, que el silencio era lo único que me estaba sucediendo en ese lugar en ese mismo instante.
Estos haikus no tienen el sentido japonés ó profundidad zen ó lo que sea que tengan (o les falte) para serlos.
Pero tienen lo real del silencio que me rodeaba en esa oportunidad.
Escribir no es ni mi anhelo ni mi oficio, por eso lo hice despreocupadamente.
Como no puedo prescindir de intros, contaba ahí como lo hago ahora, que el silencio era lo único que me estaba sucediendo en ese lugar en ese mismo instante.
Estos haikus no tienen el sentido japonés ó profundidad zen ó lo que sea que tengan (o les falte) para serlos.
Pero tienen lo real del silencio que me rodeaba en esa oportunidad.
Camino mudo.
El andar silencioso
Por estos cuerpos.
Aquietar la voz.
Las palabras se fugan
para desandar.
La mente calla.
Sembrando el vacío
Vendrán los frutos.
Inútil pensar
si acuden las voces.
Estéril ruido.
Callando la luz
se refleja la nada
en mil cristales.
Los mares huecos.
La luna ya se duerme.
No hay mareas.
Sólo el eco
multiplica mil veces
el infinito.
El andar silencioso
Por estos cuerpos.
Aquietar la voz.
Las palabras se fugan
para desandar.
La mente calla.
Sembrando el vacío
Vendrán los frutos.
Inútil pensar
si acuden las voces.
Estéril ruido.
Callando la luz
se refleja la nada
en mil cristales.
Los mares huecos.
La luna ya se duerme.
No hay mareas.
Sólo el eco
multiplica mil veces
el infinito.
Etiquetas: desde mi cocina
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