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Ayer, en el momento en que ayer se hacía hoy, el sillón me hacía nido tibio y yo me desperezaba sin darme cuenta que ya era cinco de junio.
Y cambio el canal que estaba de marco de mi siesta imprevista y veo algo que me deja maravillada y shockeada.
Hoy lo vuelvo a ver en el mismo canal.
Hoy es el día mundial del medio ambiente justamente. Y posiblemente esto no signifique nada para muchos. Pero para otros quizá sea un detonante como lo fue para mí, que a pesar de la hora fuera de lugar para andar despierta por la casa a oscuras (cosa que dejé de hacer hace muchísimo tiempo) no pude evitar ni quise evitar verlo.
Me vencía la noche del nuevo día recién nacido. Las tareas de hoy serían muchísimas y variadas y necesitaba dormir bien, pero ya dije. Fue inevitable dejar de ver el desastre que hace un grupo reducido de gente que no soy yo ni sos vos.
Lo dejo en esta cocina.
Aunque no sea una sibarita, llevala.